26 enero 2015

1ª visita a la clínica de reproducción asistida

Después de superar aquel shock con el que salí del ginecólogo, con aquel volante para ir directa a la clínica de reproducción, y después de darnos cuenta que no teníamos nada que perder y que en el fondo daba igual quién me tratara el tema de mis ovarios poliquísticos, pedimos una cita y unas semanas más tarde fuimos a nuestra primera visita.

Estábamos un poco nerviosos porque me había estado informando y sabía que me iban a hacer un análisis hormonal y además no descartaba que me dijeran que necesitábamos un tratamiento más serio, ya que no dejaba de ser una clínica de reproducción. Lo primero sucedió, nada más llegar me sacaron sangre que iban a analizar en el mismo momento para tener los resultados ya y que el médico los pudiera valorar en la consulta. Después tuvimos que esperar un rato y ya nos tocó el turno para ver al médico. 

Cuando entramos y sin aún haber visto los resultados del análisis nos dijo que mi problema era de los más fáciles de solucionar, que sólo necesitábamos hacerme ovular y que para ello me iba a dar hormonas pero no en pastillas, sino en formato inyecciones, ya que ellos ya no trabajaban con las pastillas pues tienen menor tasa de éxito y prefieren no perder el tiempo. Con las inyecciones (las mías gonal y ovitrelle en concreto) y las relaciones programadas se tenían 50% de posibilidades por ciclo, así que íbamos a intentarlo dos meses y me aseguraba que lo íbamos a conseguir en alguno de los dos. El problema es que unos días después nos íbamos de vacaciones así que tendríamos que esperar a la vuelta para poder empezar.

Respecto a las hormonas apenas me dijo nada, no sé cómo salieron los niveles de nada, sólo los miró y confirmó mi diagnóstico, lo único que me dijo es que veía que mi tiroides funcionaba un poco lenta y me recetó unas pastillas para regularlo que me estoy tomando desde entonces.

Y así terminó nuestra visita, con mucho positivismo porque el médico me había asegurado que nuestro caso era muy fácil y que en breve iba a estar embarazada, pero a la vez con ganas de empezar ya y con nervios por tener que pincharme, cosa que me daba un poco de miedo aunque el médico decía que hasta un niño de 5 años lo hace sin problemas. Quedamos en que a la vuelta de vacaciones tendría que ir para que vieran mis hormonas para decidir cuándo podía empezar el tratamiento (normalmente empiezas cuando te viene la regla, pero como yo me puedo pasar meses sin ella pues no es plan) y nos dieron también un botecito para llevar ese día a la clínica con la muestra de mi pareja para hacerle a él un espermiograma.

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